martes, 9 de febrero de 2016

Recursos energéticos: Reservas, industrialización, soberanía y conflictos

Energía
Algunos recursos tienen propiedades que hacen posible la generación de energía. Se trata de los recursos energéticos, entre los que se incluyen los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón) y otras fuentes, como el agua o el viento. De todos ellos, los recursos más valorados a lo largo de la historia fueron los combustibles fósiles, especialmente el petróleo.
 
El petróleo, el gas y el carbón comparten un origen común: la acumulación de restos de materia orgánica que han sido alterados por la acción geológica y bacteriana durante millones de años. Por ello, se los llama combustibles fósiles. El carbón se origina a partir de vegetales de un entorno pantanoso, por encima del nivel del mar. En cambio, el petróleo y el gas se forman por restos de biomasa animal y vegetal en ambientes marinos. Otra diferencia es que el carbón está compuesto solo por carbono, mientras que el petróleo y el gas son compuestos químicos de hidrocarburos (hidrógeno y carbono), en estado líquido y gaseoso, respectivamente.
Tanto el petróleo como el gas se encuentran en yacimientos que se generan en ambientes geológicos, denominados trampas. Las formaciones que pueden actuar como trampa son depósitos sedimentarios en estratos, pliegues de estratos sedimentarios asociados a la génesis de montañas, y fallas de la corteza que comprenden dos componentes:
• Una roca reservorio o caja: es una roca porosa, que puede contener fluidos y materia orgánica. Con el paso del tiempo, esta roca es cubierta por otros sedimentos, quedando enterrada a una profundidad cada vez mayor y, en consecuencia, sometida a presiones y temperaturas más altas.
• Una roca de tapa o sello: es una roca impermeable que puede ser arcillosa, o bien, tener otros compuestos, como sal, yeso y hasta rocas volcánicas. Esta roca funciona como una barrera que cubre el reservorio e impide que los hidrocarburos escapen hacia la superficie o hacia los lados.
El carbón se forma de una manera diferente. La descomposición parcial de los vegetales de un ambiente pantanoso genera la turba, la cual se va compactando con el peso de otros sedimentos que se depositan por encima de ella. A medida que aumenta el peso, el agua y otras sustancias escapan, fijando el carbono y formando el carbón.



De elementos naturales a recursos

El petróleo, el carbón y el gas natural son los principales recursos empleados en la actualidad como combustibles para la industria, el transporte, la generación de energía eléctrica y la calefacción, y para diversos usos domésticos.
Como elemento natural, el petróleo comenzó a ser valorado en la época de las antiguas ciudades de los sumerios y caldeos, aproximadamente 3.000 años antes de Cristo, cuando se lo utilizaba como betún para recubrir las embarcaciones, como asfalto para los caminos, y para los ladrillos en la construcción de edificios, el tiempo, las surgencias de petróleo crudo -principalmente a través de fallas geológicas - fueron empleadas para cubrir con brea las amarras de los barcos y para usos medicinales.
Ya en el siglo XX, el petróleo se convirtió en el combustible que mueve al mundo. Actualmente, la producción es aprovechada al máximo, ya que, mediante el procedimiento de refinado, se obtienen naftas, querosén, asfalto, coque de petróleo, grasas, lubricantes, vaselinas, parafinas, solventes, insecticidas, etcétera.
El gas, que generalmente se encuentra en los mismos yacimientos que el petróleo, aparecía con menos frecuencia en la superficie; en ocasiones, se utilizaba el metano o "gas de los pantanos", que se origina en la descomposición superficial de materia orgánica. Al ser un combustible difícil de capturar, solo pudo comenzar a utilizarse como recurso en Estados Unidos a partir de 1930, y con más frecuencia a partir de 1960. En esa época, el desarrollo tecnológico permitió almacenarlo y construir grandes gasoductos para su transporte a altas presiones y a lo largo de grandes distancias. Luego, esta tecnología se expandió a otros países.
El carbón fue valorado como recurso a partir del siglo XVIII. Hacia 1750, este combustible impulsó la primera Revolución Industrial en Inglaterra, cuando se descubrió que permitía alcanzar una alta combustión para generar mayor energía en la industria textil y siderúrgica. A finales de 1850, el vapor producido por la combustión del carbón permitió el desarrollo de ferrocarriles y barcos. Al final de ese período, apareció la electricidad, primero generada a partir del carbón y luego del petróleo. En la actualidad este combustible es el más utilizado en las centrales que generan energía eléctrica. 



Recursos energéticos en el mundo

La distribución de hidrocarburos y carbón en el planeta depende de condiciones geológicas naturales que puedan facilitar la formación de yacimientos. En el caso de los hidrocarburos, tales yacimientos pueden estar actualmente en explotación o formar una reserva, es decir, una acumulación de petróleo y gas que será posible extraer en el futuro bajo condiciones rentables. Las reservas se estiman a partir de yacimientos conocidos, con datos que se obtienen mediante la perforación de pozos y que permiten delimitar la extensión del yacimiento, la calidad del recurso y el volumen posible de ser explotado.
Medio Oriente ha sido, tradicionalmente, la región que concentra el mayor porcentaje de reservas probadas de petróleo en todo el mundo: en 2009, este porcentaje alcanzaba el 56,6%. Los yacimientos de Arabia Saudita, Irán, Irak y Kuwait son tan grandes que, en comparación, los del resto del mundo parecen pequeños. Los países de Medio Oriente también concentran la mayor cantidad de reservas actuales de gas.
Durante los últimos años, han cobrado importancia las reservas petroleras en América Central y del Sur (14,9% del total de reservas en 2009), especialmente en Venezuela. El Mar de Norte aún tiene importantes reservas (10,3%), si bien allí la extracción es mucho más costosa. Otro tanto ocurre con África (en especial Nigeria y Libia), que tiene el 9,6% de las reservas mundiales, mientras que América del Norte y Asia son las regiones con menor disponibilidad. Estas dos últimas regiones, junto con el continente europeo, tienen las mayores reservas de carbón.
Aunque son recursos no renovables, las reservas de petróleo o gas pueden aumentar, ya que continuamente se realizan trabajos de exploración que permiten el descubrimiento de nuevos yacimientos. A la inversa, la caída en las reservas puede implicar no solamente el agotamiento de los yacimientos, sino también aumentos en los costos de extracción y/o exploración, lo que determina la baja rentabilidad económica. Por eso, además de las características naturales favorables, existen otros condicionantes para el aprovechamiento económico del petróleo, entre ellos, los intereses empresarios y el contexto político de la nación en la que se localiza el yacimiento, que pueden facilitar o dificultar las inversiones para la explotación. 

La industrialización del petróleo

Entre todas las industrias relacionadas con los recursos energéticos, la del petróleo es la que mayores volúmenes de dinero maneja, considerando tanto su producción como la distribución y comercialización. El proceso de industrialización del petróleo posee cuatro grandes etapas:
1. "Upstream": comprende la exploración, extracción y producción; puede realizarse en tierra (on-shore) o en aguas marinas (off-shore) sobre plataformas costeras. Para comprobar la presencia de petróleo, se debe recurrir a la perforación de pozos exploratorios, y a diversos instrumentos y técnicas para determinar si las reservas justifican la explotación.
2. "Midstream": comprende el transporte y almacenamiento. El transporte se realiza desde los pozos petrolíferos hacia las terminales de crudo o refinerías, y las plantas de tratamiento de mediante complejas redes de oleoductos y productos, o bien utilizando buques petroleros.
3. "Downstream": abarca la etapa de refinamiento. Se realizan tratamientos físico-químicos transformar el petróleo crudo en una amplia gama de productos, tanto combustibles como materias primas para la industria petroquímica.
4. Comercialización: comprende la venta y distribución. Los productos más vendidos son los combustibles como el fuel oil y la nafta. Otros productos derivados del petróleo que se comercializan son los disolventes, fertilizantes, pesticidas, plásticos e insumos farmacéuticos.
A nivel mundial, pueden diferenciarse grandes áreas productoras y exportadoras de petróleo crudo (etapas 1 y 2 del proceso industrial), que además suelen abarcar el resto de las etapas, con refinerías cercanas a las áreas de producción. En 2009, las principales áreas productoras y exportadoras del mundo eran Medio Oriente (en coincidencia con la mayor cantidad de reservas), Eurasia, Asia Pacífico, el oeste de África y América del Sur. Los países importadores son Estados Unidos, Japón y el conjunto de la Unión Europea. La distribución entre producción y consumo de petróleo está estrechamente vinculada a la relación entre países centrales, que hacen mayor uso del hidrocarburo, y países periféricos, donde se extrae el material. Sin embargo, China e India, debido a su gran cantidad de población, también importan petróleo crudo o destilado.
 Soberanía nacional y recursos energéticos

Cada Estado ejerce la soberanía sobre los recursos naturales que están localizados dentro de los límites de su territorio. A través de sus representantes en el gobierno, la sociedad dispone sobre el uso y el manejo de los recursos, desarrollando una serie de normas regulatorias.
Sin embargo, en muchos casos, se hacen distinciones para definir qué recursos deben permanecer en manos del Estado (dominio público) y cuáles pueden ser apropiados por actores privados (grandes empresas o particulares). En algunos países, los recursos del subsuelo son de propiedad pública o común, mientras que aquellos que se encuentran en superficie (por ejemplo, el suelo agrícola) pueden pertenecer a individuos o empresas. En otros casos, tanto los recursos que se encuentran por debajo de la tierra como los que están en la superficie, pertenecen al propietario del suelo. Ejemplos de los dos casos pueden encontrarse en el continente americano: mientras que en América latina, por herencia de la tradición del derecho hispánico, predomina la propiedad común (estatal) de los recursos del subsuelo, como los combustibles fósiles, en Estados Unidos domina la propiedad privada del suelo y subsuelo (herencia de la tradición británica).
En los casos de apropiación privada, el Estado nacional cede el uso del recurso a personas o grupos. Cuando los recursos son públicos, es posible otorgar la explotación a grupos privados mediante la modalidad de la concesión. En el caso de los recursos energéticos y, particularmente, del petróleo, la discusión de la soberanía y la propiedad es muy importante. Esto se debe a que son recursos estratégicos y su importancia es fundamental para garantizar el desarrollo socioeconómico de una determinada nación, además de ser cada vez más escasos a nivel mundial. Garantizar la soberanía sobre las fuentes de energía es una tarea que resulta crucial para proteger el bienestar de los habitantes de cada nación.

¿De quién es el petróleo?

Al hablar de recursos energéticos, sobre todo del petróleo, la soberanía nacional está ligada a la soberanía energética, es decir, el acceso a la energía y el control de los recursos por parte del Estado. En los países que reconocen el dominio público del subsuelo, se han formado grandes compañías donde el Estado es el socio mayoritario, ya que posee la mayor cantidad de acciones y retiene el poder de decisión de la empresa. Es posible encontrar algunos ejemplos de compañías estatales en países del Medio Oriente, como Arabia Saudita, Irán, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, y en otros grandes países productores del mundo, como Venezuela. La propiedad del petróleo en manos del Estado tiende a garantizar la soberanía nacional y energética de esos países, así como la disponibilidad de recursos clave para sus poblaciones.

Sin embargo, durante la década de 1990, desarrollaron procesos de privatización por cuales muchas compañías nacionales fueron vendidas, total o parcialmente, a los grandes conglomerados internacionales o a empresas nacionales de otros países. Esto ocurrió, por ejemplo, en algunos países africanos, como Malawi, que vendió completamente las acciones de su compañía petrolera en 1999. Ruanda, que vendió parte del paquete accionario de su empresa nacional, y Sudáfrica, que privatizó la empresa de gas de Johannesburgo. En algunos casos, no se ha privatizado la totalidad de la cadena productiva del petróleo, sino algunas de sus fases. Esta situación asume diferentes formas, que también afectan la soberanía nacional. Entre ellas, se encuentran las siguientes:
  • Privatización de la prospección: el Estado cede permisos de exploración, pero la información queda en manos de las compañías privadas; por lo tanto, las comunidades pierden el control sobre sus tierras y los recursos del subsuelo.
  • Privatización de la extracción: las empresas suelen extraer el petróleo crudo a la mayor velocidad posible, sin reparar en las consecuencias ambientales y económicas para el Estado.
  • Privatización del transporte: la construcción de oleoductos se encarga a empresas privadas. Si bien se presentan como inversiones en el país, estas obras sirven para tomar el control del transporte del petróleo.
  • Privatización de la distribución: al manejar la distribución del petróleo y sus derivados, las empresas privadas pueden incidir en los precios del mercado local, lo cual puede hacer que esos productos sean inaccesibles para la población nacional.
La organización supranacional más importante en la industria del petróleo y la explotación de hidrocarburos en general es la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Esta organización surgió en 1960, cuando los gobiernos de algunos de los países con mayores reservas de petróleo en el mundo decidieron enfrentar la supremacía ejercida hasta entonces por las "Siete Hermanas" en la producción y comercialización mundial del petróleo. Por iniciativa del entonces ministro de Minas e Hidrocarburos de Venezuela, los representantes de Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Venezuela se reunieron en Bagdad (Irak) y formaron una de las organizaciones supranacionales más poderosas del mundo.
En un principio, la OPEP funcionó como una unidad de comercio encargada de la venta del petróleo de los países del Tercer Mundo. Se buscaba reivindicar el carácter estratégico del recurso, mediante la obtención de precios más justos en la venta del petróleo a las empresas transnacionales que tenían concesiones en los países miembros. Además, la organización aspiraba a que el desarrollo petrolero de los países se hiciera en función de sus propios intereses y no de los de las grandes empresas que hasta entonces dominaban el mercado. En la actualidad, la OPEP sigue con su política de defensa de los precios y busca alcanzar un nivel que permita a los países miembros recaudar los ingresos necesarios para sostener sus economías nacionales.
La OPEP no es una organización cerrada. Por el contrario, desde su creación, ha aceptado nuevos miembros, alcanzando el total de doce países miembros que actualmente la integran. Según su estatuto, cualquier Estado con montos de exportaciones de petróleo crudo sustanciales y con intereses similares a los de la organización, puede convertirse en miembro pleno.
A través de los años, esta Organización ha logrado superar muchas trabas que pudieron haber puesto fin a la organización y a su lucha; entre ellas, diferencias de pensamiento, diferencias religiosas (islamismo y judaísmo, islamismo y cristianismo, y entre ramas del Islam) o culturales, así como también conflictos bélicos entre países miembros vecinos. Además, pudo incidir sobre la nacionalización de la explotación y producción del petróleo en algunos de los países miembros, para asegurar la soberanía energética y la propiedad del recurso. Entre 1973 y 1985, la importancia de la OPEP en el mercado internacional fue decisiva, ya que reemplazó a las compañías transnacionales en la fijación de los precios.


La crisis del petróleo
Pasados solo unos años de su fundación, la OPEP se fortaleció como organización y alcanzó el control sobre el abastecimiento del petróleo. Sin embargo, las transacciones en el mercado internacional aún se hacían en dólares, por lo que cualquier decisión tomada en Estados Unidos respecto de su moneda podía traer consecuencias a los países productores. Fue así que, hacia 1973 y en medio de la guerra de Vietnam, el gobierno estadounidense devaluó la moneda para reforzar una economía que decaía y sostener a sus principales protagonistas: las empresas petroleras. Al perder valor la moneda, los precios que se pagaban en el mercado a los países productores también cayeron.
En ese entonces, Estados Unidos ya no producía tanto petróleo, sino que lo importaba en grandes cantidades para su industria y sus automóviles, fundamentalmente desde los países miembros de la OPEP; en la misma situación se encontraban varios países europeos.
Ante el escenario de precios en baja, la OPEP aplicó su estrategia en el mercado: el 17 de octubre de 1973 detuvo la producción de crudo y estableció el embargo de los volúmenes de petróleo que debían exportarse a Estados Unidos y sus aliados. Además, esta medida era una respuesta al apoyo que aquellos países habían dado al Estado de Israel durante la Guerra del Yom Kippur librada contra Egipto y Siria, dos naciones exportadoras de petróleo que formaban parte de una organización países árabes exportadores junto a algunos miembros de la OPEP. De ese modo, el control del mercado pasó a manos de la OPEP, que decidió cuadruplicar el precio del petróleo. Este notable incremento unido a la gran dependencia del mundo industrializado respecto del petróleo de la OPEP, dio lugar a una creciente incertidumbre económica y política en todo el mundo. Muchas empresas debieron iniciar un proceso de reconversión, que incluyó el ahorro de energía o el despido de operarios.
La respuesta de los países consumidores del petróleo producido en la OPEP llegó en 1974, con la creación de la Agencia Internacional de Energía (AIE) en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Integrada inicialmente por 17 países (entre los que se encuentran Estados Unidos, Gran Bretaña y los Países Bajos), esta organización internacional se propuso coordinar las políticas energéticas y las medidas que aseguraran el abastecimiento del petróleo, para contribuir al crecimiento económico de los países miembros.

La baja del precio del petróleo en el momento actual

Petróleo, gas y cambio climático
El cambio climático puede definirse como tendencias de suave crecimiento o decrecimiento en las principales variables atmosféricas (temperatura, humedad, vientos) durante un largo período. Tales variaciones pueden producirse por causas tanto naturales (cambios en la radiación solar, emisiones volcánicas) como humanas, relacionadas con las actividades económicas (cambios en los usos del suelo, aumento de la emisión de gases).
Uno de los principales aspectos del cambio climático es el calentamiento global, un fenómeno atribuido al aumento de la concentración: gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, debido a las emisiones provenientes de diferentes actividades humanas. El aumento de estos gases provoca, a su vez, un incremento en la temperatura global del planeta.
La quema de combustibles fósiles y sus derivados es una de las causas del aumento de los GEI. En efecto, la combustión del carbón en las industrias o el uso de naftas en automóviles, genera dióxido de carbono (co2) fundamentalmente. Este gas, formado por carbono combinado con el oxígeno del aire, es un GEI y, como tal tiene la particularidad de retener calor en la atmósfera. Se estima que, durante los últimos 130 años, la temperatura media de la Tierra aumentó 0,6 °C, aproximadamente. En esta situación ha influido mucho el aumento de la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera, que ha experimentado un sostenido crecimiento desde la Revolución Industrial.
Una contribución indirecta al calentamiento global es la deforestación que, muchas veces, debe practicarse como paso previo a la apertura de yacimientos. Al eliminar los bosques, se pierde la capacidad de absorción del dióxido de carbono, ya que no queda vegetación que consuma este gas y emita oxígeno. 

Fracking: El debate
Perspectivas y argumentaciones en “Científicos Industria Argentina”
https://www.youtube.com/watch?v=8O5b1GMtufM

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